Publicado por Laboris.net
Si alguien te contara que tiene la fórmula secreta para evitar encontrarse
desempleado, es seguro que darías cualquier cosa por hacerte con ella. Aunque no
se trate de una fórmula magistral, Nicolás Buisson y Charles Henri Dumon han
escrito el libro Los siete secretos de los que nunca están en paro
(Gestión 2000). Este útil manual no es un libro de consejos al uso sino que
«hace que uno se cuestione a sí mismo una serie de cosas. Según la
cantidad de afirmaciones o negativas que obtenga en cada capítulo se planteará
si es imprescindible o no en su puesto de trabajo». Así presenta el
libro Nicolás Buisson, director de Michael Page.
La obra se dirige a las personas que tienen un trabajo pero que deben plantearse si están a gusto, y a quienes están en paro. «Hemos escrito este libro porque hemos visto que la mayoría de la gente que se encuentra en el paro no se lo esperaba, y se trata de un choque muy fuerte», comenta Nicolás Buisson.
La obra se dirige a las personas que tienen un trabajo pero que deben plantearse si están a gusto, y a quienes están en paro. «Hemos escrito este libro porque hemos visto que la mayoría de la gente que se encuentra en el paro no se lo esperaba, y se trata de un choque muy fuerte», comenta Nicolás Buisson.
Conocedores del entorno
¿Quiénes son los que nunca están en paro? Se trata de personas que entienden
cómo evoluciona su mercado de trabajo y el sector en el cual el trabajo va bien.
Para averiguarlo, la persona en cuestión tiene que tomarse un tiempo
para analizar su entorno profesional, de forma que valore sus riesgos y
oportunidades. Después tendrá que conocerse bien a sí mismo. Las
preguntas que se tendrá que realizar en este punto serán del tipo: cómo estoy
dentro de esta compañía, mi puesto es útil, podría desaparecer, me llevo bien
con mis jefes, cómo valoran mi trabajo, etc. «Puedo estar en una compañía
perfecta, en un sector perfecto, pero si mi entorno o mi relación con la gente
no es tan buena, mejor me busco otro proyecto.», sostiene Nicolás
Buisson.
El concepto «yo S.A.», utilizado por los autores en el libro, permite que cada empleado se configure como una miniempresa que comercializa su valor dentro de la compañía. «Si una persona es pasiva, si piensa que tiene un trabajo que lo hace y punto, que si le dan mucho dinero, dará mucho trabajo y si no le dan dinero no, es justo al revés de como se debe pensar», explica el director general de Michael Page. El pensamiento correcto será: yo voy a facilitar un trabajo, voy a dar energía, y en contrapartida, conseguiré algo de la empresa.
El concepto «yo S.A.», utilizado por los autores en el libro, permite que cada empleado se configure como una miniempresa que comercializa su valor dentro de la compañía. «Si una persona es pasiva, si piensa que tiene un trabajo que lo hace y punto, que si le dan mucho dinero, dará mucho trabajo y si no le dan dinero no, es justo al revés de como se debe pensar», explica el director general de Michael Page. El pensamiento correcto será: yo voy a facilitar un trabajo, voy a dar energía, y en contrapartida, conseguiré algo de la empresa.
Empleabilidad
No hay que esperar a que la empresa te de la formación y te promocione, sino
conseguirlo por uno mismo. ¿Y cómo se consigue? Comunicando a los demás
el trabajo que uno está haciendo, pero sin hacer política de sí mismo y sin
pisar a los otros. «Ha de tener una red de contactos importante, tanto
internamente en la compañía, como externamente. Tiene que estudiar lo que puede
aportar y también sus debilidades. Y no parar de «venderse», para que cuando la
empresa necesite una persona, que sea el candidato elegido».
Si una empresa produce algo, un producto o servicio pero no se da a conocer, no será viable. Cada uno tendrá que pensar igual en términos de su propia carrera. «Yo tengo una estrategia, tengo un servicio o un producto que vender que son mis manos o mi cabeza o mi fuerza comercial y esto lo tengo que comunicar al mercado, que puede ser interno o externo, de tal forma que pueda verme involucrado en cualquier proyecto interesante que surja».
Si una empresa produce algo, un producto o servicio pero no se da a conocer, no será viable. Cada uno tendrá que pensar igual en términos de su propia carrera. «Yo tengo una estrategia, tengo un servicio o un producto que vender que son mis manos o mi cabeza o mi fuerza comercial y esto lo tengo que comunicar al mercado, que puede ser interno o externo, de tal forma que pueda verme involucrado en cualquier proyecto interesante que surja».
Aptitudes útiles
Entre ellas encontramos preferir «ser» a «parecer», utilizar nuestra forma de
inteligencia, gestionar la contradicción, sustituir la autoridad por el carisma,
asentar nuevos poderes, desarrollar la creatividad, anticiparse al cambio,
gestionar mejor el tiempo y cuidar la mente.
El tema de la gestión de la contradicción se refiere al hecho de que cada día se pide gente más especialista, «que sepa mucho de un tema en detalle pero que también sea capaz de entender la globalidad de una compañía». Aquí tiene gran importancia el reciclaje continuo de los conocimientos. Como afirma Nicolás Buisson, «hay que dedicar tiempo a abrirse los ojos sobre otros sectores de actividad».
Por otra parte, hay un capítulo dedicado a la adaptación de la estrategia a adoptar en función de la edad de la persona. Así, los autores distinguen entre tres periodos: los 25 años, de los 30 a los 40 años y a partir de los 40. «Lo que le decimos a la gente de 25 años es que se tomen el tiempo de pensar realmente lo que quieren hacer, ya sea venta, gestión, arte, etc.». Aquí no deben verse influidos ni por los padres ni por el entorno social. Al contrario, deben tener el coraje suficiente para plantarse y afirmar que ése es el área concreta en la que quieren desarrollarse.
El siguiente periodo, de los 30 a los 40 años, se corresponde con trabajadores que ya están instalados en una rama concreta, en la cual son muy productivos. Un poco más tarde, a partir de los 40 años, todo puede ser un poco más complicado. «Es un momento para replantearse, quizás, un cambio de carrera. Por ejemplo, si estaba en una multinacional, quizás sea hora de pasar a una pyme». Esto está muy relacionado con una nueva forma de trabajo que va a aparecer en los próximos años: el ‘free-lance’ o consultor externo.
© LaborisEl tema de la gestión de la contradicción se refiere al hecho de que cada día se pide gente más especialista, «que sepa mucho de un tema en detalle pero que también sea capaz de entender la globalidad de una compañía». Aquí tiene gran importancia el reciclaje continuo de los conocimientos. Como afirma Nicolás Buisson, «hay que dedicar tiempo a abrirse los ojos sobre otros sectores de actividad».
Por otra parte, hay un capítulo dedicado a la adaptación de la estrategia a adoptar en función de la edad de la persona. Así, los autores distinguen entre tres periodos: los 25 años, de los 30 a los 40 años y a partir de los 40. «Lo que le decimos a la gente de 25 años es que se tomen el tiempo de pensar realmente lo que quieren hacer, ya sea venta, gestión, arte, etc.». Aquí no deben verse influidos ni por los padres ni por el entorno social. Al contrario, deben tener el coraje suficiente para plantarse y afirmar que ése es el área concreta en la que quieren desarrollarse.
El siguiente periodo, de los 30 a los 40 años, se corresponde con trabajadores que ya están instalados en una rama concreta, en la cual son muy productivos. Un poco más tarde, a partir de los 40 años, todo puede ser un poco más complicado. «Es un momento para replantearse, quizás, un cambio de carrera. Por ejemplo, si estaba en una multinacional, quizás sea hora de pasar a una pyme». Esto está muy relacionado con una nueva forma de trabajo que va a aparecer en los próximos años: el ‘free-lance’ o consultor externo.
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