jueves, 5 de enero de 2012

Evitar las drogas


Las drogas tienen un efecto demoledor y que acaban por destruir todo el entorno de quien las consume: acarrean violencia doméstica y maltratos infantiles; desencadenan robos, asaltos y delincuencia violenta.



El contacto con las drogas acostumbra a realizarse en edades tempranas, entre los 15 años y los 17 años aproximadamente. Pero la gran mayoría de las veces el consumo de sustancias tóxicas se inicia con el tabaco, cosa que sucede sobre los 13 años en la mayoría de casos, seguido del consumo de alcohol, luego de tranquilizantes hasta llegar al cannabis.

Porqué consumen drogas
Existen muchas razones por las que los adolescentes acaban consumiendo sustancias como el tabaco, el alcohol o las drogas. Muchas veces es porque no saben decir “no”, se sienten coaccionados por un amigo, no quieren sentirse marginados por ser el único que no consume, para sentirse mayor, para estar “al día”, por curiosidad, para sentirse bien, para vengarse de los padres, por estrés o tensión excesiva, por diversión… Pero en el fondo, la baja autoestima del adolescente, conjuntamente con la presión que pueda ejercer su entorno, son las razones más profundas para que acaben cayendo en la trampa.


Otro gran problema del consumo de drogas es que la demanda va en aumento y el acceso a ellas es cada vez más fácil. De hecho las pueden conseguir a través de un compañero de clase, un amigo cuyo hermano mayor o padres sean consumidores, a la salida del colegio, en centros de ocio, etcétera.



Resistirse al consumo



Es importante dar el máximo apoyo al hijo que está tentado o ya es consumidor de drogas. El primer paso es conocer su opinión sobre el consumo de sustancias tóxicas (tabaco, alcohol, medicamentos y demás drogas), y ofrecerle el máximo de información posible sobre los efectos secundarios que conlleva su consumo, aunque para darle esa información, como padres, primero debemos conocerlas nosotros.



Haciendo un repaso de los principales motivos (expuestos en el apartado anterior) que los adolescentes tienen para consumir drogas, será más fácil saber si nuestro hijo puede estar sufriendo esa presión:



Entorno perjudicial: Es importante conocer las amistades y compañeros de tu hijo, así también como a sus familias, para saber con mayor exactitud si son buena compañía para los hijos.



Autoestima: Es primordial que el adolescente goce de una buena autoestima, que esté seguro de si mismo, que se sienta querido y comprendido (sin estar malcriado).



Aprender a escuchar: Los adolescentes, por muy poco habladores que sean, siempre nos comunican algo, tan solo debemos aprender a escuchar. Una actitud inusual, malas notas, tristeza, cambios de humor repentinos… son señales que indican que algo no va bien y aunque ellos no sean conscientes, necesitan ayudan. Hay que estar atentos con los hijos cuando nos hablan, pues sea lo que sea lo que digan, para ellos es importante, es una forma de hacernos llegar sus preocupaciones y sus problemas. Hay que descubrir lo que les molesta, pero sin criticarles y sin juzgarles.



Estilo de vida: Una de las mejores formas de no entrar en contacto con ese mundo reside en codearse con personas que tengan hábitos de vida saludables (que no fumen, ni beban y preferiblemente que practiquen algún deporte). Es importante conocer cuales son los deseos y los sueños de nuestros hijos y ayudarles a que los hagan realidad. Si los jóvenes hacen aquello que les apasiona no tendrán necesidad de consumir ningún tipo de droga.



Evitar el estrés: Muchos adolescentes que viven bajo un continuo estado de tensión y de estrés corren el riesgo de tomar drogas para aliviarlo y sentir bienestar, por ello es importante estar pendiente de sus problemas o preocupaciones y conseguir que se sienta feliz sin necesidad de consumir nada.



Conocer su opinión: Propón a tu hijo diferentes situaciones (como las que se ven en películas y que no están nada lejos de la realidad) y pregúntale como actuaría. Por ejemplo: si un amigo le ofrece drogas, y en caso de negarse insiste y se burla. Y luego ayúdale a resolver la situación de una forma airosa (diciendo no repetidas veces, marcharse sin más, cambiar de tema, evitar la situación, hacer caso omiso, dar una excusa…).



Predicar con el ejemplo: Si tu hijo te ve fumando cada día, tomándote una copa al volver del trabajo, bebiendo vino o cerveza a la hora de comer, y automedicándote a menudo, es muy probable que pronto él también adquiera esos hábitos. Eso no significa que no se pueda hacer nunca, pero sí se les tiene que dejar claro que un adulto que consume de forma responsable tiene un control que el adolescente carece, por lo que este último puede engancharse con facilidad. También es aconsejable de deshacerse de los medicamentos que no se usan habitualmente y los que estén caducados, y mantenerlos fuera del alcance de los hijos.



Exponer la realidad: A veces los adolescentes necesitan ver la realidad desde más cerca y observar las consecuencias que la droga deja en las personas. Quizá un paseo por las zonas donde drogadictos, alcohólicos, vagabundos, y en general toda la gente “sin techo” le haga ver lo que se consigue consumiendo sustancias tóxicas. Le puedes explicar que todas esas personas tuvieron casa y familia alguna vez pero que una mala cabeza les llevo a acabar en esa situación, nadie se escapa.



Detectar la adicción a las drogas



El consumo de drogas causan cambios en los adolescentes: en su comportamiento, su aspecto físico o en sus pertenencias. Estar atentos y reconocer estos cambios ayudará a actuar cuanto antes en su solución:



- Comportamiento: mentiras, pequeños robos, violencia, agresividad, rebeldía, euforia… y si gasta más dinero de lo habitual.

- Hábitos: cambio de hábitos, de actividades y de horarios, sin dar demasiadas explicaciones.

- Colegio: malas notas, absentismo, desinterés en la actividades extraescolares, falta de responsabilidad y de motivación, pérdida de memoria, dificultad para concentrarse, pensamiento confuso…

- Familia: pérdida de interés por las actividades familiares y falta de comunicación.

- Amigos: cambio de amigos, más rebeldes o mayores.

- Salud: ansiedad, mayor o menor sueño de lo habitual, ojos rojos o irritados, pupilas dilatadas, mal aspecto físico, rostro pálido, pérdida o ganancia de peso exagerada, falta de energía y de vitalidad, perdida de apetito, demasiada sed, resfriados, dolores de garganta y episodios de tos constantemente, mareos, manos temblorosas, habla rápida e ininteligible…


Si sospechas que tu hijo consume drogas, lo primero es no perder los nervios, intenta hablar con él para saber desde cuando las consume y el motivo que le ha llevado a hacerlo. Es importante que el adolescente entienda la gravedad y las consecuencias de sus acciones y la responsabilidad que contrae. Busca ayuda en un centro especializado en el que os puedan aconsejar, proporcionarle un tratamiento adecuado, y daros apoyo. Pensad que la adicción necesita tiempo y terapia para paliarla y no se puede cambiar de la noche a la mañana. Lo importante es contraatacar cuanto antes, pues una persona enganchada al consumo de cualquier sustancia tóxica necesitará aumentar cada vez más su dosis para obtener el mismo efecto placentero.Fuente: Club Madres


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