lunes, 19 de diciembre de 2011

Vaginitis

Definición de la vaginitis

La vaginitis es una inflamación de la mucosa de la vagina, con dolor, comezón o ardor al orinar.

Etiología de la vaginitis

La vaginitis hormonal, es primordialmente un problema de las mujeres posmenopáusicas, en el cual el tejido vaginal, se adelgaza y se vuelve susceptible a la irritación. También puede haber secreción vaginal.
La vaginitis infecciosa puede trasmitirse sexualmente o presentarse por una alteración de la delicada ecología de la vagina sana.
El uso prolongado y excesivo de antibióticos, en los últimos años ha favorecido las infecciones por levadura, o candidíasis (cándida albicans) cuyos síntomas principales son el prurito vulvar, llegando a ser muy severo y una secreción espesa y coagulada.

Algunas veces existen problemas de salud como la diabetes o las inmunodeficiencias (VIH), que coadyuvan a la proliferación de cándida, caso en el cual se debe acudir a buscar atención profesional.

Interpretación emocional de la vaginitis

Enfado con la pareja. Culpa sexual. Castigo de si misma.

Emoción positiva de la vaginitis

Otros reflejan el amor y la aprobación que siento por mi misma. Me regocijo en mi sexualidad.

Productos Naturales para la vaginitis

Se recomienda para la vaginitis un lavado de hierbas antisépticas como hierba de San Juan (Hypericum Perforatum), hidrastia (Hydrastis canadensis), equinacea púrpura (Echinacea angustifolia), llantén mayor fresco (Plántago Mayor), ajo (Allium Sativum), y caléndula (caléndula Officinalis)
Junto con hierbas emolientes como las hojas de consuelda o sinfito (symphytum officinale) y consuelda menor (Prunella Vulgaris), para calmar las membranas, la caléndula es tanto antiséptica como reparadora.
Este lavado se alterna con uno de acidóphilus (para restablecer la flora benigna)

Con vaginitis evite alimentos dulces, levaduras y alimentos fermentados. El consumo de Azúcar, ayuda a la reproducción de la Cándida y la alimenta por lo cual se debe evitar.
Las infecciones vaginales (vaginitis) responden bien a tratamientos con vitamina A, C, E; complejo B, los betacarotenos y los bioflavonoides.

En forma tópica se recomienda el yodo, el ácido bórico y la violeta de genciana. Son excelentes los supositorios a base de ácido bórico en polvo mezclado con tres hierbas: agracejo (Berberis Vulgaris), hidrastia (hidrastia canadensis) y Caléndula (caléndula officinalis) Todas ellas son antimicóticas, preparadas en forma de cápsula.
Se pueden efectuar lavados con vinagre de manzana (dos cucharaditas en un litro de agua), de acidóphilus (dos cápsulas abiertas en un litro de agua), o una solución de agua y ajo en cápsulas o jugo fresco.
En todos los casos le recomendamos consultar con su médico, terapeuta u otro profesional de la salud competente. La información contenida en este artículo tiene una función meramente informativa.  
 
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